La expatriación constituye una experiencia única, la cual enriquece y a la vez representa una serie de desafíos de adaptación a diversas culturas, a un entorno distinto, a condiciones básicas de vida y de trabajo, al aislamiento, sobre todo en lugares remotos. El regreso al país de origen también constituye un desafío y confronta a nuevas fuentes de estrés (búsqueda de empleo, de vivienda, reintegración social y familiar, etc.).